Cuando conocí el trabajo de Ana y supe que buscaba especialista en branding para dar un giro 180 a la identidad de la ong, no me lo pensé dos veces y me ofrecí voluntaria para ayudarla.
Almas especiales, hable por si sola, el enorme trabajo que hay detrás, tan solo es un reflejo de la enormes de las personas que la protagonizan, tanto las personas que están detrás del proyecto, como las familias que se muestran tras la cámara.
Para llevar a cabo la identidad visual trabajamos con las sensaciones y las emociones. La energía de las personas que hace brillar este proyecto tenía que estar reflejado de alguna manera.
Pensamos, que un monograma, donde la conexión entre las personas, solamente sintiéndose, sin necesidad de hablar, transmitía perfectamente el mensaje que queríamos transmitir.
Por otro lado escogimos una tipografía que transmitiese vínculo y cercanía, y enlazamos ciertas letras para incentivar todavía más ese mensaje.